A partir de la semana que viene los iPhone se venderán sin adaptador de corriente ni auriculares en la caja. No se trata sólo de los nuevos iPhone 12, que ya se pueden reservar (salvo los modelos iPhone 12 Mini y iPhone 12 Pro Max, que se comercializarán a mediados de noviembre); Apple tampoco los incluirá en el resto de los iPhone de años anteriores que aún estén a a la venta, como el iPhone SE o el iPhone 11. No pilla por sorpresa. Los rumores sobre este cambio empezaron a circular en el mes de junio, aunque pocos esperaban que afectase también a los viejos modelos.
La única excepción parece ser Francia, donde la ley obliga a que los teléfonos incluyan auriculares para proteger a los menores de 14 años de posible sobrexposición a la radiación.
Los iPhone sí vendrán con un cable de carga para el puerto Lightning que usan sus dispositivos, con una conexión USB-C en el otro extremo.
SALVAR EL PLANETA
Apple justifica la nueva política por el impacto medioambiental que supone incluir un cargador y unos auriculares cuando muchos ya tenemos varios en casa procedentes de modelos anteriores, o incluso de dispositivos de terceros.
La inmensa mayoría de usuarios que compren un nuevo iPhone podrán cargarlo usando cualquier cargador que incluya un puerto USB-C para el nuevo cable (o un ordenador con una conexión USB-C), un cargador inalámbrico o, simplemente, un cargador y cable Lightning de un modelo anterior que ya tengan en casa.
Sólo contando los que Apple ha incluido en las cajas de los iPhone desde el año 2007, hay más de 2.000 millones de estos cargadores en los hogares de todo el planeta. Algunos se habrán extraviado o roto con el paso del tiempo, pero la gran mayoría sigue funcionando, aunque sean notoriamente lentos.
Más de la mitad de estos cargadores debería estar acompañado de un cable USB-A a Lightning, que Apple incluía con todos los teléfonos desde el iPhone 5 y con muchísimos accesorios y productos de su catálogo. Los cables tienden a romperse y extraviarse con más facilidad, pero aún así estamos hablando de cientos de millones, si no miles de millones, de cables.
En el caso de los auriculares, y dado que la compañía ya no incluye un puerto estándar de auriculares en sus teléfonos, sólo se deben contar los que Apple ha incluido en las cajas desde el iPhone 7. Dadas las cifras de ventas de iPhone en los últimos años, hay unos 700 millones de auriculares con conexión Lightning repartidos por los hogares.
Eliminando estos accesorios de la caja del iPhone a partir de ahora, Apple estima que ahorrará la emisión de 2 millones de toneladas métricas de CO2 a la atmósfera, el equivalente a retirar 450.000 coches de la circulación. Las cifras parecen enormes pero se entienden cuando se tiene en cuenta la escala a la que opera la empresa. El año pasado vendió más de 185 millones de iPhones.
Y los beneficios medioambientales no se producen exclusivamente por no fabricar estos cargadores o auriculares. Al no incluirlos, Apple puede usar una caja más pequeña y transportar un 70% más de teléfonos en un pallet de carga tradicional. Menos envíos por avión y barco contribuyen también a una menor emisión de CO2.
GREENWASHING
Como era de esperar, la medida no ha sentado bien entre muchos consumidores, que sospechan que detrás de la decisión hay un motivo puramente económico y que lo que Apple está haciendo es simplemente greenwashing, es decir, disfrazar de política medioambiental una decisión que, aunque beneficie al medio ambiente, toma en realidad de forma interesada para ahorrar dinero.
Se puede hacer una estimación de lo que Apple se ahorra en cada teléfono al no incluir cargador y auriculares. Según la consultora IHS Markit, Apple pagaba unos 11 dólares por el contenido adicional de la caja y el packaging de sus teléfonos. Eso incluye los manuales de instrucciones, el cable de carga, el cargador y los auriculares, además de la propia caja.
Si consideramos que el cargador y los auriculares son algunos de los productos más caros de ese conjunto, es posible que con la nueva medida la empresa se ahorre unos 7 dólares aproximadamente por teléfono vendido. Multiplique por 185 millones y la cantidad no es nada despreciable. Como ahora puede enviar más teléfonos en cada cargamento, se ahorra también un dinero importante en la distribución y almacenaje.
Pero eso es sólo una parte de la ecuación. Los nuevos teléfonos incluyen soporte 5G y por tanto más antenas, más memoria base en algunos modelos, una lente de cámara más compleja y mejores sensores, pantallas OLED en lugar de LCD en los modelos mas baratos, un nuevo sistema de acoplamiento magnético y varias otras características que probablemente se coman ese aparente beneficio.
Cuando Apple presente sus cuentas trimestrales y se conozca el margen de la división de iPhone será más fácil hacerse una idea de si la medida supone realmente un ahorro importante, pero lo más probable es que los márgenes del iPhone se mantengan muy estables con respecto a los de los años anteriores.
Apple es el fabricante con mayor margen de beneficio en el mundo de la telefonía. Prácticamente ninguna otra marca gana cantidades significativas de dinero vendiendo teléfonos (con suerte no pierden) pero los grandes saltos en estos márgenes suelen venir por la introducción de nuevos modelos más caros o políticas que incentivan saltar a un modelo con más memoria o funciones.
POLÍTICA CONFUSA
El problema de esta nueva política, en realidad, no es tanto que el iPhone tenga o no un cargador. Para la inmensa mayoría de los usuarios no será un problema y quienes tengan que comprar uno nuevo encontrarán en el mercado muchas alternativas de terceros por menos de 10 euros, que además van a aprovechar en todo tipo de productos en el futuro.
El problema es que Apple no parece tener una idea coherente de su propia estrategia en torno a los accesorios. Cada familia de dispositivos parece seguir normas arbitrarias.
Los iPhone ya no incluyen un cargador, pero los iPad sí. Los teléfonos vienen ahora con un cable de carga con terminación USB-C, pero el Apple Watch presentado hace unas semanas sigue incluyendo un cargador con una terminación USB-A.
Algunos accesorios, como los AirPods o los teclados y trackpads de la empresa, incluyen un cable Lightning, pero también con una terminación USB-A, a pesar de que los Mac ya han abandonado esa conexión.
La compañía ha integrado un nuevo sistema de carga inalámbrica MagSafe en los nuevos teléfonos, y vende un nuevo cargador inalámbrico compatible con este sistema. Pero el cargador, como los teléfonos, no incluye el adaptador de corriente, lo cual resulta confuso llamándose «Cargador MagSafe» (en esto Apple está sola, los cargadores inalámbricos de terceros fabricantes no siempre incluyen el adaptador de corriente).
¿El nuevo HomePod Mini? También tiene un cable integrado con terminación USB-C, como el cargador MagSafe, pero sí incluye un adaptador de corriente con conexión USB-C en la caja.
Los responsables de las diferentes divisiones de la compañía posiblemente tengan respuesta a estas aparentes contradicciones. El HomePod es un producto independiente que debe ser funcional nada más salir de la caja, por ejemplo, o los iPad tienen que venir con cargador porque no se pueden cargar con los adaptadores de 5 vatios que usaban los iPhone y de esos hay menos en los hogares.
Pero para los consumidores es todo increíblemente confuso, sobre todo viniendo de una empresa que presume de atención al detalle. Y no ayuda que decida eliminar cosas que hasta ahora ofrecía de forma gratuita, teniendo en cuenta que es la mayor empresa del mundo por capitalización bursátil.
Es cierto que tenemos demasiados cargadores en casa y tal vez todos los fabricantes deberían dejar de incluirlos con los teléfonos. Y es cierto que Apple suele tomar decisiones drásticas en cuanto a transiciones de puertos y conexiones, pensando cuáles serán las necesidades en el futuro y no las actuales. Es bueno, por ejemplo, que los nuevos iPhone vengan con un cable de carga con terminación USB-C, aunque sea menos común ver adaptadores de corriente con esta conexión. En uno o dos años será mucho más útil que haber incluido otro USB-A.
Pero esta transición de un mundo de cables a uno inalámbrico, de USB-A a USB-C con la conexión Lightning de por medio, está resultando demasiado confusa y frustrante. Y a veces algo tan sencillo como incluir un cargador en una caja, aunque no se use, ayuda a aliviar parte de esa frustración.