Finalizada la tregua de una semana para facilitar la distribución de combustible otorgada por las bandas armadas que controlan gran parte de Haití, el Ejército demandó del gobierno los medios para luchar contra los grupos armados y restablecer la paz y seguridad.
El comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Haití, Edy Marcelin, aseguró que, con un tanque, dos vehículos de asalto y una cañonera termina la inseguridad en la nación más empobrecida de América.
“Para restaurar la seguridad, necesitamos al menos un tanque, dos vehículos de asalto y una cañonera. ¿Cuánto cuesta un tanque? En dos semanas acabaremos con el desorden”, prometió el mayor de las Fuerzas Armadas.
Contrario a las bandas criminales, el ejército haitiano no tiene soldados suficientes ni armas para enfrentar el nivel de inseguridad que impera en esa porción de isla.
Tras escuchar el grito desesperado del jefe de las Fuerzas Armadas durante la conmemoración del 218 aniversario de la batalla de Vertières, el teniente haitiano retirado Prosper Avril publicó un artículo en el periódico haitiano Le Nouvelliste en el que cuestionó el paradero de las armas que tenía la institución antes de ser suprimida en 1955.
El Ejército haitiano fue refundado en 2017 por el asesinado presidente Jovenel Moïse, y según Avril, antes de su eliminación contaba con la siguiente artillería: “armas ligeras (rifles, y ametralladoras); armas pesadas (ametralladoras 50, 20 mm, 40 mm, 90 mm, cañones y rifles sin retroceso); aviones de combate S-211; Cazas turbo SF-260 TP; helicópteros de combate H-34 Sikorsky; helicópteros VIP S-58 T Sikorsky; helicópteros de reconocimiento Hughes 500 C; aviones de intervención Cessna O-2, armados con cohetes; tanques V-150 Comando; 105 cañones de artillería obús; cañones y radares antiaéreos TCM-20; unidades marinas GC-8, GC-9, GC-10 y MH-20; red nacional de comunicaciones militares; municiones de cualquier calibre almacenadas en depósitos militares y casamatas”.
Este jueves el jefe de la Fuerzas Armadas lloró por el nivel de inseguridad que viven sus compatriotas.
“La vergüenza cubre nuestros rostros frente al pueblo haitiano. Nos da vergüenza mirar a los ojos a las personas que sufren desesperadamente, nuestras hijas pequeñas son violadas y estamos esperando poner fin al desorden… ”, dijo entre sollozos.
“Estamos rodeados de grupos armados y todos somos prisioneros. Señor primer ministro, todo el mundo está sufriendo. Si los grupos armados aún no han realizado el genocidio es porque todavía son humanos. La amenaza se cierne sobre todos nosotros y debemos unirnos para borrar estos males”, prosiguió.